Translate

lunes, 5 de marzo de 2012

Wat Rong Khun y Lum Nam Kok National Park

Como Chiang Rai ya estaba más o menos visto, decidí alquilar una moto y darme una vuelta por la zona rural. Conseguí un mapa de carreteras y un francés de Avignon, casado con una tailandesa y con una granja de frutales en las afueras, me dio datos suficientes para perderme un día entero por ahí.
Y aunque juré por mi honor y mi vida no volver a ver ni a fotografiar otro templo en este viaje, creo que va a ser tarea complicada y arderé en el infierno por siempre jamás. Así pues, en mi camino me tropecé con el Wat Rong Khun o White Temple, una majarada que bien merece una parada.
El inspirado artista al que se debe esta creación se llama Don Chalermchai Kositpipat que diseñó el templo de corte budista e hinduista, aunque yo diría que es de estilo churrigueresco oriental y de blanco calatrava.


Puedes comprar una de estas medallitas en el quiosco correspondiente, escribir algo y colgarlo formando
una cascada de plata de miles de deseos que a buen seguro se cumplirán.


Aparte de estas bagatelas también te puedes encontrar con cosas más mundanas y actuales que dan que pensar:





O que directamente te dejan descolocado:



Y cuando ya estás cagado de miedo te encuentras con pobres almas pidiendo clemencia:


Si ampliáis la foto podéis ver una mano con un micrófono (aunque parece polla) que yo creo que era Bisbal.

Aunque el resto del lugar rebosa calma y luminosidad. Imprescindible llevar gafas de sol para admirarlo sin riesgo de traumatismo ocular:






He aquí al padre de la criatura en una divertida pose:


Y aquí posando casual:


Y todo bien limpito:




Guiado por mi intuición, y un poco por el mapa, recorrí las carreteras del interior hacia el oeste atravesando el parque nacional de Lum Nam Kok. Mi mapa decía que muchas de las carreteras son meros caminos de tierra para 4x4 impracticables en época de lluvias, pero como ahora no llueve me atreví a hacer algunos kilómetros por alguna.
Y mereció la pena ver el paisaje, más que bosque era jungla impenetrable con algunos cultivos de arroz en los valles y carreteras ideales para disfrutar yendo fresquito en moto. Me llamó la atención el bosque de bambú gigante con troncos de un porte impresionante, mezclado con magnolios, palmeras, árboles de teca descomunales y lianas tarzaneras colgando por todos lados.
Al final de una carretera encontré un camino con un indicador hacia una cascada, la Huai Kon. Caminé monte arriba durante tres kilómetros y me encontré con todo esto:













Y como no os voy a contar otra vez lo que cené y además en estos momentos suena el himno nacional, voy a dejaros que procedo a ponerme en pie.



No hay comentarios:

Publicar un comentario