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lunes, 19 de marzo de 2012

Muang Ngoi Neua

Decíamos ayer...
Hola a todos, aquí estoy de nuevo, vivo, coleando y con buena salud y aprovecho hoy que tengo internet para contar algunas de las últimas etapas:
Desde Nong Khiew, cogimos una lancha que nos llevó río Nam Ou arriba hasta Muang Ngoi Neua, adonde llegamos dos horas después. Esta es la única vía de acceso al pueblo si exceptuamos una ruta a pie de dos días por las montañas.
El lugar es idílico, tranquilo y con cierto desarrollo turístico. Tiene algunos restaurantes, un bar y un montón de bungalows y habitaciones donde quedarse a dormir. No tiene electricidad, solamente dispone de generadores desde las 18h hasta las 22h y ése es el momento de ver la televisión o de escuchar música. A partir de esa hora todo es silencio y oscuridad y se puede contemplar un cielo estrellado sin contaminación lumínica de ningún tipo, salvo la de las velas.
Nos quedamos tres noches en el pueblo y empleamos el tiempo en largas caminatas, en nadar, en remar en canoa, en lavar la ropa en el río, en leer y en contemplar la vida de las gentes.
Los gallos empiezan a cantar a eso de las cinco de la mañana y para las séis ya está todo el mundo funcionando. Las lanchas arrancan motores, se acerca al embarcadero todo aquello que haya que transportar, los pescadores preparan las redes, las mujeres cocinan en la calle el desayuno y poco a poco la calle principal del pueblo se llena de niños que van a la escuela.
Siempre hay gente en el río recolectando manojos de algas que luego las mujeres trabajan en la calle. Se colocan sobre una tela de saco y se machacan con varillas de bambú hasta que quedan como un pergamino. Se le añaden rodajas de tomate y ajo y se espolvorean con semillas de sésamo y después se dejan todo el día secando al sol. Se sirven fritas y como aperitivo, con una cerveza, están buenísimas.




Aquí vi la lluvia por primera vez desde que empecé el viaje. Una noche empezó a relampaguear, luego a tronar y al poco cayó una tromba de agua impresionante que dejó el pueblo libre de polvo y la noche limpia y fresca. Y más o menos así es Muang Ngoi Neua y su día a día:










Y con niebla por la mañana temprano luce así de bien:



Y las puestas de sol entre las montañas al otro lado del río son una delicia:


Y no, no es Alemania:


Y aquí la cara fea del desarrollo insostenible:


Una de las jornadas que pasamos en este pueblo la dedicamos a caminar por los alrededores, en una excursión que duró todo el día viendo cuevas, cascadas y algunas aldeas más aisladas del interior donde la vida sí que era de otra manera, aún con menos medios. Una de estas aldeas es Ban Na, sin electricidad durante todo el día y con un par de fuentes donde lavarse todos y todo. Caminando entre las cabañas había que mirar donde ponías un pie porque podía ser que pisaras un polluelo. Todo estaba lleno de animales sueltos y todos viviendo en perfecta armonía, cerdos, gallinas, patos, perros... Y niños, siempre niños. Al final nos entretuvimos comiendo en una casa y se nos hizo tarde, perdimos el camino de vuelta al cruzar un arrozal y tuvimos que caminar durante una hora con linternas antes de llegar a nuestro pueblo mientras comentábamos qué hacer en caso de que nos encontráramos con un tigre, con una pitón, con una cobra, con un urogallo loco...

 Vayas donde vayas siempre hay algo quemado o quemándose.


En algún momento nos costó seguir el camino y da mucha pena y rabia ver cómo acaban de esta manera con el bosque.






                                                 rice fields forever






                                                    ésta para Jorge, un saludo



                                                                  los búfalos




                                           los niños trabajando el algodón

                                                               en formación



                                                 un par de piezas


                                         

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