Casualmente me volví a encontrar con otro mercado gigantesco (sí, creo que es imposible no tropezar con un templo o con un mercado) y con mi compañera Alejandra, la colombiana, que es chévere, y nos dimos una vuelta para tomar algo e ir picando algo aquí y allá, probando cosas nuevas.
Se oía la voz de un hombre por los altavoces hablando sin descanso y no entendíamos nada, claro está, hasta que al final del discurso una voz de mujer rogó silencio en inglés. De repente todos se quedaron absolutamente quietos, los que estaban sentados se pusieron en pie, los que comían dejaron la comida y todos los occidentales hicimos lo propio mirándonos unos a otros. Todo ocurrió muy rápido y enseguida comenzó a sonar el himno nacional. No os podéis imaginar la impresión que me dio ver todo el largo de la calle con miles de personas absolutamente quietas y en respetuoso silencio. A mí los himnos no me ponen, especialmente desagradable me parece el nuestro actual, pero la situación me resultó pintoresca y un tanto emocionante:
http://youtu.be/-x9WWIxZOi8
Luego me enteré de que esto ocurre a diario y es fácil presenciarlo en ciertos lugares a las 8h. y a las 18h.
Y os dejo con unas fotos del día, especialmente de niños artistas (no hay un niño feo en Tailandia) y de músicos invidentes (muchos) que se sitúan a lo largo de la calle o deambulan en medio del gentío cantando con un micrófono y un amplificador portátil.
huevos pintos
escarabajos, cucarachas, gusanos, saltamontes, pura proteína...
...pero yo ya iba comido
el Wat Chedi Luang con luna mora
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