lujo asiático
Una de las cosas que más me gusta de la ciudad (aparte de que me recuerda a Blade Runner) es que no hay horario alguno para comer. A cualquier hora verás gente comiendo en la calle, sentados, caminando, mientras trabajan (sueltan el plato y te atienden amablemente) o mientras conducen. A mí me encanta salir por la mañana y comprar fruta en cualquiera de los puestos que hay en la calle. Recién pelada y fresquita. Y después, por ejemplo, una mazorca de maíz asada al fuego. Las posibilidades de comida de todo tipo son infinitas, sólo hay que atreverse. Como mucho, lo peor que te puede pasar es que te arda la lengua, el paladar, y hasta el bigote durante un rato o que se te caigan las lágrimas y hasta los mocos en el bol de comida. Pero en general lo encuentro todo rico y a menudo, delicioso. De momento no me sé los nombres de casi nada, salvo los conocidos noodles o el típico phad thai, que es un wok de fideos de arroz con huevos, brotes de soja, salsa de tamarindo, salsa de pescado, gambas, pollo o tofu, cilantro, cacahuetes... muy completito.
la reina del pollo frito
el típico restaurante
También he probado otros placeres locales, como el masaje. Mireia me llevó a un sitio muy fino y elegante. Podías escoger entre varios tipos de masaje (todos serios) y tratamientos varios. Yo escogí el tradicional tailandés y podía anotar en un hoja en qué partes del cuerpo quería que incidieran además de elegir la intensidad del masaje. Yo escogí medium e hice bien, porque me tocó un tio que era como un monje shaolín, estaba como un toro y me crujió de lo lindo. Después de hora y media de retorcerme, clavarme las rodillas, los talones, los codos, e intentar taladrarme la caja torácica con los dedos, lo único que me dijo fue: -finish, sir. Una maravilla.
atmósfera relajante para un buen masaje
Y por lo demás, he ido conociendo gente a través de Mireia. Es sorprendente lo pequeño que es el mundo. Ella trabaja dando clase de español en la universidad. Cuando le comenté que tenía una amiga asturiana (Cris) que había estado haciendo lo mismo, me contestó que la conocía de oídas y que tenía un gran amigo en común (Albert) al cual conocí también. Fuimos todos a un mercadillo nocturno de segunda mano. Todo tipo de objetos y muebles de los 60´s y 70´s. Sé de más de uno que aquí se hubiera vuelto loco. Y después por fin quedé con Nacho, que lleva dieciséis años viviendo en Bangkok, y con su mujer, que es tailandesa. Acabamos en un antro de r´n´r de nombre Wong´s, donde el tío pincha dvd´s en vez de discos. La entrada fue un poco dura porque estaban de homenaje a Whitney Houston (¿!) pero enseguida una banda japonesa se puso a tocar clásicos en directo y estuvo gracioso.
ésta va con dedicatoria
y ésta también
también aquí hay movimiento fixed
vespas a la venta en el mercadillo
Albert y un servidor criticando a Cris
Mireia y un amigo japonés
Nacho, Mireia y Nui a la puerta del Wong´s
Mireia y Nui cenando a la 1 de la madrugada
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