Tres noches en Phnom Penh dan para bastante. Me lo pasé genial con mi nuevo compañero Antony, que era un cachondo además de muy buena gente. El último día nos pegamos una pateada por toda la ciudad hasta casi salirnos del mapa, unos veinticinco kilómetros calculamos, y durante muchas horas no vimos a ningún blanquito. Pasamos por barrios donde los negocios se agrupaban por gremios: los mecánicos, los dentistas, las mueblerías, las cristalerías... Vimos barrios muy bonitos y limpios, también alguno muy curioso y agradable, otros menos limpios y vimos alguno donde una persona con una salud de hierro dudo mucho que pudiera sobrevivir más de séis meses. Y me encantó. Me recuerda un poco a Bangkok en el ambientillo callejero, pero mucho más amable, fácil y manejable. Me parece admirable cómo este país se ha recuperado tan rápidamente del horror vivido no hace tantos años.
No tengo muchas fotos del día porque suponía demasiado esfuerzo con tanto calor.
el café de barrio
la estanquera de barrio
la gasolinera de barrio
la mierda de barrio
delicatessen
Rupert, te necesito
Olympic Stadium: Evasión o Victoria
un pies negros no nace, se hace
para Poty, über alles
¿cuál es el bueno?
La zona en la que fui a parar, Victoria Hill, no me gusta. Aparte de que hay bloques horrorosos en la playa, en la colina donde estoy son todo tabernas irlandesas, pubs ingleses, pizzerías italianas... y paisanos barrigudos acompañados de chavalas en minifalda que andan taconeando por les caleyes. Yo me instalé en una habitación de una mansión de tres plantas muy guapa, muy tranquila, barata, limpia y con jardín que me recomendó un tío al que pregunté por la calle. La dueña es un personaje que habla sola y anda en cuclillas todo el día recogiendo hierbas por el huerto. Se hace llamar Mama Medicine.
Ya motorizado, me dediqué a recorrer la zona desde bien temprano y pude comprobar que el desarrollo insostenible se lo está tragando todo. Hay playas con hoteles de lujo al lado de chabolas sin luz ni agua. Otras playas donde pasan sus vacaciones los camboyanos, tailandeses y chinos (que son los que lo están comprando todo) donde se respira el ambiente local y hay playas donde se agrupan los occidentales. Y mucha basura por todos lados. Y ninguna me pareció nada especial.
Luego me fui alejando de la ciudad y fue mejorando la cosa, ya se veía algún sitio más agradable.
Luego me fui alejando de la ciudad y fue mejorando la cosa, ya se veía algún sitio más agradable.
cuando vi a estos suizos me entraron ganas de tener mi furgo aquí
Yo buscaba una playa concreta, que me había comentado un español que fue mi vecino un par de días en Laos, de nombre Otres Beach. Y buscando buscando, acabé dando con ella. Un sitio donde todavía no ha llegado el hormigón, donde los alojamientos son de madera y de una planta, al borde del mar. Al final de la playa y lejos de todos los chiringuitos, donde ya no había nada, me encontré una hamaca entre dos árboles y al lado un inglés que vivía en una tienda de campaña montada en la arena desde hacía tres meses. Andaba con una bolsa recogiendo la basura esparcida y ese detalle me gustó y me senté a charlar un rato con él. Con buen humor consideramos la posibilidad de crear una ONG para recoger plásticos abandonados en Asia.
Por cierto, qué excitante es ver subir la marea, sentado bajo la sombra de una palmera...
Advertencia: las siguientes imágenes pueden herir la sensibilidad de los espectadores, especialmente de aquellos más envidiosos. Va por ellos.
la vida es así, no la he inventado yo
Y aquí es donde he decidido que voy a celebrar mi cumpleaños. Feliz Día del Libro a todos, feliz Sant Jordi a los R y allegados en Barcelona y...
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