Leo se había hecho muy famoso
en Rishikesh. Con sus dotes de comunicador, siempre tenía algo que decir a todo el que se encontraba por la calle o en el bar. Si algún día no se dejaba ver, la gente nos preguntaba:
-¿Lío, Lío?-. Dada su conocida tendencia a la compra compulsiva, los
comerciantes ya le fiaban y con su gran poliglotez lo mismo hablaba con los
turistas en alemán, en hebreo o en arameo. El único problema surgía cuando se
relacionaba con los indios porque aún no se había hecho al indian english
y haciendo gala de su vasta cultura no renunciaba a usar metáforas, perífrasis
y oxímorons, con lo que, después de un interminable diálogo de besugos, siempre
terminaba recibiendo por contestación un movimiento de cabeza, ese gesto tan
indio que lo mismo puede ser un “sí”, un “no” o un “puede que sí, puede que
no”.
Pero todo esto cambió desde el
momento en que un alma gemela apareció en su vida y, a través de este
acontecimiento sin precedentes del que sólo un pequeño grupo de privilegiados
fuimos testigos, alcanzó a visualizar claramente el camino a seguir.
Algunos dirán que fue pura
casualidad, otros que fue cosa del destino, pero yo me inclino a pensar que se
trató de lo que probablemente, Ramiro Calle llamaría un Encuentro Cósmico.
Raju Baba y Leo G: Yin & Yan
Pureza y Verdad en sus miradas
Nuestro Leolíder, renacido Ser Superior, nos anunció que a partir de ese momento comprenderíamos el lenguaje de los animales, llegaría el monzón y peregrinaríamos a las montañas en busca de El Conocimiento.
Y así sucedió.
te entiendo Mariano, te entiendo
contemplando el monzón
hasta Moctezuma vino a despedirnos
Las fuentes del Ganges son los cuatro principales aportes de
agua al que, un poco más abajo cuando éstos se unen, se llama Ganges. Los
pueblos, con sus correspondientes templos, son de este a oeste: Kedarnath, Badrinath, Gangotri y Yamunotri.
Nosotros nos dirigimos a Gangotri, por ser la principal y la
que más cerca nos quedaba, 280Km., y porque así lo decidió nuestro Líder, así que después del monzón de la mañana nos
subimos a un autobús que nos sacó de Rishikesh montaña arriba. Durante el viaje
me quedé con alguna de las señales de la carretera y fui apuntando estos micropoemas geniales y muy indios, que
decían tal que así:
“Speed Thrills But Kills”, “License To Drive Not To Fly”, “Road Is Hilly Don´t Drive Silly”, “After Whisky Driving Risky”… y así en cada curva.
Después de algo más de séis horas de viaje llegamos a Uttarkashi,
que resultó ser un pueblo grande y apacible, con muchas tiendas y negocios, con
mucho ambiente en las calles y la gente paseando muy relajada, nadie te
preguntaba ni te ofrecía nada, no había coches (ni bocinas) por el centro y
además estaba sorprendentemente limpio teniendo en cuenta los estándares indios
de limpieza. Los perros estaban como cerdos, los cerdos como vacas y las vacas
como elefantes. Con una temperatura de 32º cuando llegamos, casi apetecía ponerse la rebequilla.
técnicas para atraer a la clientela
chai time
pelu time
Jesucristo Superstar
Con esta sensación de que la vida era bella nos instalamos en
un ashram junto al río, el Yoga Niketan, un sitio amable y tranquilo donde era
difícil hacerse oír por encima del rugido de la corriente.
algunos lectores, especialmente los asturianos, reconocerán alguno de los apellidos que aparecen en esta lista de donantes.
el grupo de elegidos de izda. a dcha.: Manu, Leo, Nathan y Dani
Después de un día disfrutando de un thali superior y del
mejor lassi de India hasta la fecha, nos subimos a otro autobús que nos llevó
desde los 1.000m de altitud de Uttarkashi hasta los 3.000m de Gangotri.
Precipicios, argayos, desfiladeros, gargantas profundas de verdad… botando por
la carretera río arriba.
Gangotri es un pueblo pequeñín alrededor de Gangotri Temple,
encajado entre paredones de granito y partido en dos por el cauce del río, que
por aquí baja bramando con furia. El color que predomina es el naranja, el
color de los peregrinos que se acercan aquí con la intención de subir hasta
Gaumukh, el glaciar bajo el cual surge este caudal sagrado, y recoger el agua
que luego llevarán a familiares y amigos como si de un tesoro se tratara.
Aquí en Gangotri, la pooja a las 6h de la mañana es de las potentes, con todos los peregrinos gritando ¡Gangotri! mientras los riegan con el agua del río. Shiva full power.
Gangotri Temple
saludando al sol
algo insólito: una escoba con palo
¿dónde crees que vas, enano?
cama con vistas
Y antes de enfrentarse con el glaciar, siempre es recomendable hacer una buena aclimatación y reconocer el medio, que aquí merece mucho la pena.
El glaciar está a 4.000m de altitud y se alcanza después de
una subida de 20km de pendiente moderada río arriba por un paraje espectacular. La primera parte se hizo fácilmente. La segunda parte la mochila pesaba mucho más. Los dos últimos kilómetros fueron muy, pero que muy largos.
Algunos suben descalzos, casi todos en chanclas, con un
pañuelo en la cintura, otro en la cabeza, una camiseta, una manta, una vara de
bambú o el tridente de Shiva y los bidones para recoger el agua. Y al grito de ¡Bam-Bo-Lé! y ¡Ya-Bo-Le-Gui! nos íbamos saludando con todos los que nos encontrábamos.
En el camino me fijé en un señor a lo lejos que subía delante de mí. Desde que
lo vi hasta que me puse a su altura pasó casi media hora y cuando lo adelanté
me di cuenta de que iba descalzo. Y sonriendo. Cuestión de fe. Hay otros que se lo toman con mucha más calma y se paran cada cierto tiempo a fumarse un chillum, que ya lo dijo un arriero, que no hay que llegar primero pero hay que saber llegar. Y lo importante es participar.
Una vez arriba hay que recoger el agua y hacer las
correspondientes abluciones. Cada uno tiene su propio ritual. El mío, siempre
que llego al nacimiento de un río consiste en beber y mear, por este orden.
Aquí el agua no se podía beber así que me lavé y meé, por este orden. Ahora mi
agüita amarilla, cálida y tibia, riega los campos de India y con este sencillo y placentero gesto yo me siento unido a esta tierra mágica para siempre.
Gaumukh
merecía la pena
Para pasar la noche bajamos hasta una especie de campamento base que hay
2 km. antes del glaciar, en una tienda de campaña. Allí, nuestro Amadísimo
Líder obró el milagro con un pobre peregrino que no pudo llegar al final y que
llevaba dos días allí atrapado sin poder levantarse de la cama, vomitando.
Después de estudiar el caso detenidamente y en una difícil decisión, decidió
administrar al paciente una mágica medicina que, o bien lo reventaba del todo y
acababa con su agonía o bien lo ponía bueno. Y acto seguido nos fuimos a
dormir...
Cuando salimos de la tienda a las séis de la mañana nos lo
encontramos de pie, no sólo vivo sino sonriente, esperando para besar los pies
de su salvador. Entre abrazos de agradecimiento se despidió y poco a poco fue
bajando hacia Gangotri, triste por no haber alcanzado el glaciar, pero contento
de seguir entre los vivos.
doctor en el Himalaya
Y aquí lo tengo que dejar por hoy porque hay un ratón en el ciber y creo que se está intentando colar en mi mochila.
Haya salud.
Haya salud.
...menos mal que no había elefantes.
ResponderEliminarOye ho, además de peregrinos, yo creo que esi que está cruzando el río sobre un tronco, paezme más bien un romero, ¡mecachis! mira tú que si llegáis a encontrar un poco de prau allá arriba con verbenuca ahora que empieza la temporada, ¡cagonros!