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viernes, 20 de julio de 2012

Triund

Querido diario:

Hoy me he levantado con el sol, me he lavado la cara con jabón y he rezado mis oraciones. He subido los cientoveintisieteescalones de todos los días que hay desde mi habitación hasta la calle y he desayunado un bol gigante de ensalada de frutas con cereales, curd y miel, como todos los días. Luego he leído las noticias y me he puesto muy contento al ver que en Egpaña todo va bien y parece que irá aún mejor. Con la panza llena he salido a tirar unas fotos monte arriba. He caminado durante algo más de hora y media hasta que me he encontrado un cartel que decía "Triund 7km" así que me he animado y he tirado hacia arriba, tranquilamente, disparando aquí y allá. Me ha ido muy bien al principio, con solete, pero poco a poco la niebla ha ido subiendo, bajando, esparciéndose, compactándose... Me he quedado tonto un buen rato contemplando el espectáculo y me he dado cuenta de que la niebla es tan entretenida como una chimenea en el salón de casa. Con la esperanza de ver algo más que niebla en la cima, he seguido caminando y me he encontrado con un grupo de chicas israelís con el servicio militar recién cumplido, que después de preguntarme de dónde era me han saludado con un "hola", a lo que he contestado con un "shalom". Ese país debe ser algo así como el Brasil de oriente: chavalas rubias, morenas, pelirrojas, negras... una mina. Más tarde me he encontrado a un grupo de japoneses, más homogéneo epidérmicamente hablando, a los que ya lanzado, he saludado con un "konnichi wa", a lo que me han respondido con un "konnichi wa" y unas risitas. Lo natural. Llevaban un guía indio muy simpático con el que he hablado, un profesional de eso que llaman "trekking" y que para mí es "ir de monte". Se ha sorprendido al verme en chanclas y a lo loco, pero le he explicado que era el indian style, que no había planeado llegar tan lejos y que a esas alturas no iba a dar la vuelta a por otro calzado. Un poco más adelante me he sentado en una roca y se me ha acercado una vaca mimosa. Es raro ver en India una vaca con los cuernos bien puestos. Pueden tenerlos rotos, no tenerlos, o tener uno hacia arriba y otro hacia abajo, o los dos hacia atrás o los dos hacia adelante, o incluso pintados de colores, pero lo que se dice bien puestos es raro. Ésta los tenía. También ha aparecido una perrina muy cariñosa que se ha acurrucado junto a mí buscando su ración de caricias. Esto no le ha gustado mucho a la vaca y le ha lanzado un suave derrote que la perra hábilmente ha esquivado y que yo he parado con el costillar. Más cornadas da la vida, he pensado yo, y he tirado para arriba. Durante tres cuartos de hora he caminado entre la niebla sin encontrar a nadie, shanti shanti como decimos aquí, y al llegar a lo alto doce bellas amazonas montando a pelo han salido a recibirme. He cogido prestada una manta a una mula que por allí pastaba y me he refugiado en un tenderete a tomar un chai. He visto que hasta los indios iban mejor calzados que yo que, con chanclas, camiseta, pantalón corto y cámara colgando, sólo me ha faltado una sombrilla y un balón de playa para ser el más popular de la montaña. Creo que ha sido mi record de ascensión, nunca había llegado tan alto en chanclas: de 1.800m a 2.900m. He esperado un rato a ver si se iba la niebla y podía ver algo porque parece ser que delante justo tenía el paredón de piedra del Hanuman Ka Tibba (5.639m) pero después del tal rato la niebla no se ha ido, ha empezado a tronar sin parar y cuando ha parado de tronar, ha empezado a llover sin parar. Después de dos chais ha habido una tregua y he tirado para abajo, pero no ha sido tan divertido con toda aquella roca mojada. Me han dicho que tuviera cuidado con los osos y también me he enterado de que hay leopardos, pero ni he tenido cuidado ni he visto bicho alguno. Un rato más abajo han empezado a caer gotas como uvas pero he tenido suerte y a pocos metros he encontrado otro chiringuito y me he tomado un chai. Más tarde me ha vuelto a coger la lluvia pero de nuevo un chiringuito en el camino me ha salvado la cámara. Con todo aquel chai flotando en mi barriga he seguido bajando y me he encontrado con un sadhu que me ha saludado como a un igual y me ha regalado un mala. Creo que mi respetabilidad va creciendo al mismo ritmo que mi barba. Si me diera por sentarme en la calle con una manta y un pañuelo en la cabeza creo que no me faltaría comida. Esto es lo que más me gusta de India, puedes ser lo que quieras ser que te van a dejar serlo. Le he invitado a tomar un chai y he pensado que menos mal que no hay cerveza por aquí arriba. Para el último chaparrón he encontrado cobijo en un pequeño templo que también debía de ser el rincón de los enamorados. Oscurecía cuando he llegado al pueblo. Con los pies llenos de barro me he sumado a la marcha que recorría las calles de McLeod Ganj con velas, en recuerdo y como homenaje a todos esos jóvenes tibetanos que se inmolan como forma de protesta y para llamar la atención sobre su causa.
Querido diario, hoy ha sido un día muy largo... Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz.         


                                                                                                       

Y más o menos así ha sido el día en imágenes:














 this is India







25m de mágica visibilidad






ejemplo de vaca cornidelantera


sí sí, disimula




las veis ¿no? a las amazonas digo...












Tsering Dorjee aka The Lion Man


                                                                                                                   
                                                        Pero no te olvides de Haití 

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